- Cien hormigas brotan...
- Yo sólo he contado noventa y ocho.
- Está bien. Noventa y ocho hormigas brotan de...
- ¿Estás seguro de que son hormigas? A mí no me lo parecen.
- ¿Y qué son?
- No lo sé. Insectos. Son insectos, de eso estoy seguro.
- Noventa y ocho insectos brotan de mi alma...
- No es tu alma.
- ¿Cómo puedes estar seguro?
- No seas estúpido. Sé donde está el alma. Eso no es tu alma. Tu hígado, como mucho.
- Noventa y ocho insectos brotan de mi hígado y roen mis entrañas...
- Los insectos no roen.
- ¿Quién lo dice?
- El significado de roer. Son insectos, no roen. Pican.
- Tienes razón. Noventa y ocho insectos brotan de mi hígado y pican mis entrañas. Creados por mí, igual que te he creado a ti y he creado los colores.
- Pero no lo has hecho.
- Ya lo sé, estoy exagerando.
- Pues no lo entiendo.
- ¿Qué no entiendes?
- Cómo puede alguien haber creado los colores.
- Yo tampoco lo entiendo, la verdad.
- Entonces no lo digas.
- Noventa y ocho insectos brotan de mi hígado y pican mis entrañas. Creados por mí, igual que te he creado a ti. Noventa y ocho insectos que descienden por mi brazo y que cuando salen por mi mano...
- ¿Cómo?
- ¿Cómo qué?
- ¿Cómo salen de tu mano? Yo no los he visto salir.
- Lo hacen.
- Me gustaría saber cómo.
- No lo sé, nunca me he parado a mirarlo. Por debajo de las uñas, supongo.
- Deberías especificarlo.
-Noventa y ocho insectos brotan de mi hígado y pican mis entrañas. Creados por mí, igual que te he creado a ti. Noventa y ocho insectos que descienden por mi brazo y que cuando salen por mi mano, por debajo de las uñas, quedan aplastados contra el papel, en forma de palabras.
- ¿Y qué dicen?
- Componen poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario